Tuviste un delicadeza exquisita
al tenerme en tus brazos,
me contemplabas... me soñabas
me tenias frente a ti,
y era una intersección entre la realidad y la fantasía,
una pausa infinita en la eterna velocidad
de nuestras vidas.
Juntar nuestras manos,
sentir la suavidad de tu piel
que me transmitía una perfecta ternura
y una magnífica seguridad...
Eso se acabó.
Un disparo fue suficiente
para terminar con el
fabuloso cuento de hadas
creado por nosotros
y del cual me obligaste
a salir y al cual no se
si algún dia podré volver.