No recordaba lo rómantico de un beso un miércoles en la noche,
en donde no esperas más que un jueves agobiante.
No recordaba la emoción de una película -luego del beso- porque quizá
solo quedaba un hasta luego o un adiós.
No recordaba la tranquilidad del mar -luego de la película y el beso- que era testigo
del querernos tanto, cada vez más y más.
No recordaba la aventura de vivir a tu lado,
y siempre sentir que algo más va a suceder.
No recordaba que tú me hacías sentir, vivir, vibrar...feliz.
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